Movimiento libre

Psicomotricidad relacionalPikler

L M X J de 10h a 13h, grupo de encuentro 1-4 años con co-working

M de 17h30 a 19h30, grupo de juego 1-4 años

X de 15h30 a 18h15, telas aéreas 4-8 años, 3 grupos
Descubrir el propio cuerpo a través del movimiento y del sostén, experimentar el peso y la ligereza, darle un giro y cambiar de perspectiva…

Grupo por formarse, psicomotricidad relacional
¿Y si las dificultades de aprendizaje y para relacionarse estaban inscritas en el cuerpo? ¿Y si desde el juego y la motivacion intrínseca podríamos recuperar las capacidades innatas para estar en el mundo?

La psicomotricidad relacional es una invitación a entender lo que expresa el niño de su mundo interno mediante la motricidad. La práctica psicomotriz educativa y preventiva es asimismo un acompañamiento a las actividades lúdicas del niño.

El desarrollo físico y psicológico pasa por una interacción corporal con el entorno. Las experiencias de elevarse, volar, caer, mecerse, envolverse, esconderse, perseguir y ser perseguido, dar, recibir, retener, destruir y crear se simbolizan en el movimiento infantil. Entre juegos y repeticiones, se representan y procesan así inhibición, agresividad, angustias y malestares reales para poder vivir el placer de ser sí mismo, actuar y pensar.

Durante la sesión, el acompañante se ajusta a los juegos de l@s niñ@s, favorece lo que les reasegura. Acoge y acepta, interactúa sin invadir, asegurando la seguridad afectiva de tod@s. Fomenta el placer de actuar, transformar, jugar y crear junt@s, como base para la comunicación y la consideración del Otro.

A mediados del siglo XX, Emmi Pikler, pediatra y psicipedagoga húngara observa que los más pequeños pueden desarrollar competencias innatas, sin ninguna enseñanza exterior, bajo la mirada atenta de sus padres o educadores que les acompañan, les sostienen y les aportan un marco estimulante y seguro, sin intervenir en sus aprendizajes.

Este enfoque se basa en algunos principios sencillos: acoger al niño con la convicción que, de entrada, es competente; una motricidad libre y una actividad autónoma le permiten construirse a su ritmo, desarrollarse de manera harmoniosa, siempre y cuando le sostiene en la continuidad una persona de referencia y le nutre la relacion de calidad que mantiene con ella en cada momento de cuidado.